sábado, 22 de febrero de 2014

La modernización puertorriqueña: 1953-1968

Economía

     El desarrollo industrial que se generó en Puerto Rico comenzó a revolucionar la economía puertorriqueña.  En años anteriores, la economía estaba basada principalmente en la producción agrícola pero se distinguía por utilizar técnicas artesanales y rudimentarias.  Al llegar la revolución industrial a la Isla y al emplearse la constitución bajo el Estado Libre Asociado de Puerto Rico en 1952, se comenzaron a abrir fábricas de diferentes productos tales como: ropa, zapatos, artículos de plástico y metal, equipo electrónico e instrumentos de diseño[1].  Estas fábricas se abrieron gracias a las exenciones contributivas que otorgó el gobierno, la publicidad que llevó a cabo la Compañía de Fomento con su proyecto Manos a la obra y la gran cantidad de mano de obra barata en la isla.  Un ejemplo del gran efecto que tuvo estas políticas en el desarrollo económico fue  el aumento de empleos que hubo en la época.  Para 1962, en Puerto Rico había 99,517 empleados trabajando en 2,246 fábricas, pero ya para 1965, la cantidad de empleados aumentó a 105,000[2].  Adicional al número de empleos que generó la industrialización, los salarios de los trabajadores en las industrias  aumentaron de $75 millones en 1952 a $312 millones en 1964[3].  La llegada de las petroquímicas a Puerto Rico, como la Union Carbide Corporation, la Commonwealth Oil Refining Company y Phillips Petroleum Company crearon empleos y produjeron materiales como: puertas de metal, equipos de refrigeración, herramientas, entre otros que diversificaban la producción de estas industrias[4].  En los primeros años del desarrollo industrial los inversionistas eran mayormente compañías estadounidenses, pero al notar el éxito que estaba generando este desarrollo, inversionistas puertorriqueños comenzaron a crear industrias.  Un ejemplo del aumento en industrias puertorriqueñas se refleja cuando en 1953 se promovió 4 industrias puertorriqueñas mientras que ya para 1963, se promovieron 100 fábricas puertorriqueñas[5].  Las políticas del ELA, comenzaron a invertir en proyectos de viviendas, obras públicas como: hospitales, carreteras y escuelas, industrias, hoteles y equipo.  Esto permitió que la inversión de capital fijo era de un 25% del producto bruto del país para 1964, mientras que solamente representaba un 10% en 1940[6].  Además de los incentivos y las ayudas que ofreció en el gobierno estadounidense para fomentar el establecimiento de industrias en la isla, los inversionistas se beneficiaron que no les aplicaba las leyes contributivas federales que tenían en la metrópoli, pero pertenecían al mismo modelo económico de los Estados Unidos.  Finalmente, la situación política con la metrópoli, las políticas de ayudas a los inversionistas por parte del gobierno y la emigración de puertorriqueños en busca de empleos hacia los Estados Unidos propició un desarrollo económico notable en la Isla en un periodo de tiempo relativamente corto.

 

Sociedad


     En el ámbito social, las mejoras económicas ayudaron al desarrollo del pueblo.  Al subir los salarios de las personas se generó un aumento en el uso de la electricidad gracias a la adquisición de enseres eléctricos de uso doméstico.  El aumento fue a tal grado que de 1944-45 los puertorriqueños consumieron un total de 59 millones de kilovatios por hora, mientras que de 1963-64 se consumieron 1,055 millones de kilovatios por hora[7].  Para finales de la década de 1960, se estimaba que un 90% de las residencias en Puerto Rico recibían los servicios de energía eléctrica.  Para el año 1945, el gobierno creó la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados que ayudó grandemente en la provisión de agua a los residentes y mejoró la sanidad.  Cuando se creó la Autoridad solamente brindaba el servicio de alcantarillado a 42 municipios, pero ya para la década de 1960, le proveía servicio a todos los municipios y 315,000 residencias[8].  En relación a las viviendas, el censo de 1940 arrojó que un 80% de las residencias en Puerto Rico no eran habitables, pero ya para la década de 1960, se habían reubicado 64,800 familias y se había reducido el número de agregados de un 25,000 en 1940 a 22,000 en 1965[9].  Estas viviendas eran mayormente de cemento y gozaban de sistemas sanitarios, que podían ser adquiridas a un costo aproximadamente de $300.  El programa de construcción de viviendas logró que de un 80% de residencias inhabitables que había en 1940, se redujera a un 40% para 1960[10].  La construcción de nuevos planteles escolares permitió que los niños puertorriqueños recibieran el pan de la enseñanza de forma gratuita.  En términos de salud pública, las medidas que mencioné anteriormente que el gobierno muñocista llevó a cabo mejoró la calidad de vida de la población principalmente de los residentes del área rural.  La erradicación de plagas causantes de enfermedades y el tratamiento de enfermedades ayudaron grandemente a reducir los índices de mortandad.  Las ayudas federales que el Departamento de Salud, Educación y Bienestar de los Estados Unidos contribuyeron grandemente a la creación de centros de salud por todos los municipios y la creación de sistemas hospitalarios, el Centro Médico de Puerto Rico, escuelas de medicina y otros oficios relacionados a la salud pública[11].  Las ayudas federales también se extendieron a programas de distribución de alimentos, subsidios y ayudas por parte de agencias sin fines de lucro[12].  Estos cambios económicos y sociales marcaron el proceso de modernización del pueblo puertorriqueño durante los años 1953 hasta 1968.   

     Durante el lapso de los años 1940 a 1968, Puerto Rico enfrentó diversos cambios sociales, económicos  y políticos.  La isla enfrentaba los efectos causados por la Gran Depresión y los líderes puertorriqueños de esa época, junto con las reformas federales que el gobierno estadounidense estaba realizando, se encaminaron a atacar la situación económica y social del país.  Definitivamente, el proceso de industrialización y modernización trajo consigo diversas mejoras al estilo de vida del pueblo como mejores servicios sanitarios, más educación, mejores obras públicas, disminución  del desempleo, mejores condiciones de salud, entre otras.  La economía puertorriqueña sufrió un cambio al pasar de una economía agraria a una industrial.  Esto provocó que en Puerto Rico se produjeran una diversidad de productos para no depender exclusivamente del sistema de monocultivo que llevaban a cabo hasta ese entonces.  Políticamente hablando, creo que el único cambio significativo fue la aprobación de que el pueblo escogiera al gobernador para así ponerle fin a las gobernaciones norteamericanas.  Entre tanto, para mí, la Constitución significó un disfraz para nuestra situación colonial frente a la opinión pública internacional.  Estados Unidos continuó ejerciendo su hegemonía a través de las reformas que implantaba el Partido Popular Democrático y el Estado Libre Asociado fue y es el nuevo concepto utilizado para encubrir nuestro coloniaje.             

    




[1] Wells, Henry, La modernización de Puerto Rico: un análisis político de valores e instituciones en proceso de cambio.  Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Universitaria, 1972, p. 156.
[2] Óp. Cit.,  p. 157.
[3] Óp. Cit.
[4] Óp. Cit., p.  158.
[5] Óp. Cit., pp. 158-159.
[6] Óp. Cit., p. 160.
[7] Óp. Cit.,  p.  178.
[8] Óp. Cit.
[9] Óp. Cit.,  p. 179.
[10] Óp. Cit.
[11] Óp. Cit.,  pp. 184-185.

Bases del desarrollo industrial


     Las reformas que estaban ocurriendo para la década de 1940, incluían el desarrollo de una economía industrial para la Isla.  El gobierno comenzó a crear diversas agencias para ayudar al desarrollo industrial.  Un ejemplo de estas agencias lo fue la creación de la Autoridad de Energía Eléctrica y la de Acueductos y Alcantarillados para 1941.  Esto representó un adelanto al desarrollo industrial, ya que podía suplir las necesidades de las industrias con estas compañías nacionales y ayudó grandemente al sector social a gozar de estos servicios.  La Junta de Planificación que tenía como propósito el desarrollo económico del país, la Compañía de Fomento de Puerto Rico y el Banco de Fomento Industrial se encargaban de promover e insertar las industrias en un mundo altamente competitivo, promovían la utilización de materia prima local, otorgaba ayudas financieras y promovían la creación de más industrias que ayudaron a estimular la economía de Puerto Rico.  Más adelante, cuando hable sobre la modernización de Puerto Rico, detallaré el desarrollo industrial con más detenimiento y datos que lo sustentan.                

Ley de Tierras en 1941 y el reformismo agrario

 
 
 
      La Ley de No. 26 de 1941, conocida como la Ley de Tierras de Puerto Rico, se radicó para rescatar y redistribuir los terrenos en Puerto Rico.  Básicamente, lo que la Ley buscaba era convertir las tierras en fincas y eliminar los agregados.  La Autoridad de Tierras podía rescatar los terrenos expropiándolos, comprándolos a los poderes judiciales o negociándolos directamente[1].  Dicha Ley, buscaba eliminar los latifundios agrícolas y redistribuyó la tierra en 3 maneras diferentes.  La primera es la creación de fincas individuales, que consisten en  terrenos de más de 10 cuerdas y menos de 100 cuerdas, que eran vendidas a trabajadores de la tierra que necesitaran el terreno y tenían para pagarlo 40 años[2].  La segunda forma de redistribución de terrenos era por fincas de beneficio proporcional, que consistía en fincas de 100 a 500 acres cultivadas donde sus beneficios sean más altos que sus gastos[3].  Los beneficios que dejaba la producción eran repartidos entre todas las personas que participaron en la producción.  Estas fincas no se dividían territorialmente pero si se dividían sus beneficios.  Y la última forma de redistribución lo era la libertad.  Esta forma consistía en la adquisición de terrenos por parte de la Autoridad y divididos en parcelas de un cuadro (1,000 metros cuadrados) o una parcela de una cuerda[4].  Los cuadros eran cedidos a los trabajadores y si deseaban adquirir una parcela tenía que pagar una diferencia.  Esta diferencia monetaria era utilizada para realizar mejoras a las obras públicas.  Como se puede apreciar, la aplicación de la Ley de Tierras aplicada por la Autoridad de Tierras liderada por Carlos Chardón, reformó el sistema agrario.  Anteriormente, grandes cantidades de terreno eran poseídas por  terratenientes que controlaban la vida de sus agregados, con las estipulaciones de la Ley se logró eliminar los agregados y permitió que pequeños agricultores pudieran obtener terrenos para ejercer su oficio.  Finalmente, la agricultura quedó rezagada ante el proceso de industrialización, ya que para 1940 se cosecharon 740,000 cuerdas de terreno, mientras que para 1969 solo quedaban 362,642 cuerdas cosechadas[5].  Esto permitió que bajara la producción agrícola y se recurriera a importar productos del exterior.     




[1] Gándara, Raúl, La Ley de Tierras de Puerto Rico, la Autoridad de Tierras y su obra.  San Juan, Puerto Rico:        [s. n.], 1942, p. 6.
[2] Óp. Cit.,  p.7.
[3]Óp. Cit.,  pp. 7-8.
[4] Óp. Cit., p. 9.
[5] Curet Cuevas, Eliezer, El desarrollo económico de Puerto Rico, 1940 a 1972.  Hato Rey, Puerto Rico: Management Aid Center, 1976, p. 144. 

Otras Fuentes:
http://www.enciclopediapr.org/esp/article.cfm?ref=06102002
http://clasedehistoria10.blogspot.com/2013/02/reforma-agraria-y-desarrollo-industrial.html

Del campo a la ciudad y de lo agrícola a lo industrial: 1940-1953.


 
     Desde la conquista española hasta principios de la década de 1940, las actividades económicas en Puerto Rico se basaban en la agricultura.  Luego de los efectos de la Gran Depresión, la pobreza que sufría el pueblo y los azotes de fenómenos atmosféricos como el huracán San Felipe en 1928 y San Ciprián en 1932, lograron afectar la economía agraria de la isla.  Las medidas del gobierno federal para atacar la crisis de la Gran Depresión lograron que el gobierno de Puerto Rico, por medio de la legislatura, encargara a la Compañía de Fomento Industrial a promover la industrialización para 1942.  Para lograr el éxito de la creación de industrias en la isla era importante cumplir unos requisitos que ayudaran el entorno económico y social del pueblo.  Estos requisitos eran crear industrias mecanizadas que utilicen la materia prima local para producir artículos de consumo local y de mercados cercanos e industrias semi-mecanizadas que la materia prima utilizada sea una parte pero que se contrate mano de obra local para fabricar artículos de necesidad local, pero dando prioridad al comercio anglosajón[1].  La Compañía enfrentó varios retos en el proceso de industrialización, ya que necesitó entrenar personas en tareas vocacionales, necesitó crear más edificios industriales, lograron acuerdos con compañías de transporte marítimo y aéreo para el transporte de las materias primas y productos y pudieron aprovechar el desarrollo en el sistema energético del país para suplir electricidad a las industrias[2].  Para continuar  promoviendo la industrialización, se creó la Ley de Exención Contributiva que exime a las industrias nuevas de pagar contribuciones hasta 1962 y exime la tributación por  dividendos distribuidos por una corporación que goce de los beneficios de la ley[3].  También, otros factores ayudaron a crear interés en los inversionistas para abrir industrias en la Isla.  Entre ellos se encuentran: la cercanía a fuentes de materia prima en el Caribe y América del Sur, la cercanía a la metrópoli, el libre acceso al comercio, exenciones arancelarias, la misma moneda, las leyes de exención contributiva, las ayudas para la creación y mantenimiento de las industrias, mano de obra barata, el clima y el asesoramiento financiero y legal que el estado les proveía[4].  El proceso de industrialización en Puerto Rico se desarrolló de tal manera, que de 1940 a 1947, hubo un aumento de 18,000 obreros[5].  Por otro lado, la industria agraria quedó rezagada frente al gran estimulo por parte del gobierno hacia las industrias.  Como los empleos en la agricultura eran mayormente estacionales y la agricultura estaba atravesando un proceso de mecanización, los empleos en esta área comenzaron a reducirse y los empleados rurales comenzaron a moverse a la ciudad.  Esto provocó el movimiento  masivo de gente hacia las zonas urbanas y llevando a que el gobierno tomara medidas para enfrentar esta situación, que detallaré más adelante. 



[1] Bird, Esteban, El financiamiento de la industrialización de Puerto Rico; La expansión industrial en Puerto Rico.  San Juan, Puerto Rico: Departamento de Instrucción, 1950,  p. 5.
[2] Óp. Cit.,  pp. 6-8.
[3] Óp. Cit.,  pp. 8-9
[4] Óp. Cit.,  pp. 10-12
[5] Óp. Cit.,  p. 13

El proceso de modernización en Puerto Rico, 1940-1968.



     En la década de 1930 en Puerto Rico, se sufrió los efectos de la Gran Depresión.  La crisis económica que se generó a nivel mundial afectó directamente a los Estados Unidos y Puerto Rico.  A nivel mundial, el comercio colapsó causando estragos en la economía puertorriqueña que se sustentaba en el comercio de los productos agrícolas.  Esta situación, trajo como efecto la disminución de empleo y el alza del costo de vida, agravando la situación económica y social de los puertorriqueños[1].  Los Estados Unidos, liderado por el presidente Franklin D. Roosevelt, comenzaron a crear diversos programas para mejorar la economía.  A esta política se le conoció como El Nuevo Trato.  Como producto de estas reformas se crearon la Administración de Ayuda de Emergencia de Puerto Rico (PRERA) y la Administración de Reconstrucción de Puerto Rico (PRRA).  La PRERA se destacó en resolver problemas a corto plazo como la falta de alimentos al distribuirlos a la población, realizar mejoras a las vías de transporte, asignar ayudas a la industria textil y entrenar personas en la realización de censos para generar empleos y las mejoras en las condiciones de salud como la erradicación del mosquito de la malaria[2].  Mientras tanto, la PRRA,  que adoptó algunas medidas que proponía el Plan Cardón, logró mejoras a la infraestructura, se crearon centrales azucareras, se otorgaron viviendas, se crearon fábricas, se adoptaron medidas para la reforestación y se llevó al campo el sistema eléctrico.  Estas medidas, principalmente la PRRA, fueron fundamentales para frenar la crisis y comenzar un nuevo desarrollo económico y social en la isla.

     Para poder entender el proceso histórico de la modernización puertorriqueña no sólo hay que conocer los cambios económicos, sino que a consecuencia de esto surgieron cambios políticos y sociales en la Isla.  El poder político, para 1932,  lo tenía la Coalición que hicieron el Partido Unión Republicana y el Partido Socialista para poder ganar las elecciones frente al Partido Nacionalista y al Partido Liberal, logrando el propósito de combatir el ideal independentista y afirmando el apoyo a los Estados Unidos[3].  Durante la gobernación del estadounidense  Robert H. Gore, se implementaron políticas que causaron el descontento de los militantes del Partido Liberal y el Nacionalista.  Un ejemplo de estas políticas lo fue el nombramiento de jefes de agencias que fueran norteamericanos, que causaron la destitución del secretario de Instrucción Pública, José Padín y el nombramiento de José Gallardo que promovía la visión de americanizar la educación puertorriqueña.  Ante la oposición del pueblo, Gore renunció a su cargo y Padín recobró su puesto.  Blanton Winship se convirtió en el nuevo gobernador de Puerto Rico.  Bajo su incumbencia, se generó una serie de conflictos violentos entre la policía y los nacionalistas, culminando en la persecución hacia estos últimos y culminando con la Masacre de Ponce en 1937.  En el ámbito laboral, las políticas ejercidas por los gobernantes ocasionaron huelgas  y protestas.  Para 1933, obreros de diferentes sectores como: la caña, la aguja, el tabaco, transportación pública y los muelles estaban inmersos en huelgas y protestas que exigían mejores salarios y condiciones de empleo[4].  Estos sucesos históricos de carácter económico, político y social marcaron el preámbulo a lo que discutiremos próximamente y llamaremos el proceso de modernización de Puerto Rico.

 




[1]Dietz, James L, Economic History of Puerto Rico: Institutional Change and Capitalist Development.  Princeton, United States: Princeton University Press, 1986, p. 140.
[2] Mathews, Thomas, La política puertorriqueña y el Nuevo Trato.  Traducción por Antonio Colorado.  Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Universitaria, 1970, p. 238.
[3] Óp. Cit., p. 40.
[4] Silvestrini, Blanca, Los trabajadores puertorriqueños y el Partido Socialista (1932-1940).  Río Piedras, Puerto Rico: Editorial Universitaria, 1979, p. 48.


Otras fuentes:
http://chriscandelas.blogspot.com/2009/04/apuntes-historicos-de-puerto-rico.html
http://puertoricoentresiglos.wordpress.com/tag/populismo/