Desde la conquista española hasta principios de la década de 1940, las
actividades económicas en Puerto Rico se basaban en la agricultura. Luego de los efectos de la Gran Depresión, la
pobreza que sufría el pueblo y los azotes de fenómenos atmosféricos como el
huracán San Felipe en 1928 y San Ciprián en 1932, lograron afectar la economía agraria
de la isla. Las medidas del gobierno
federal para atacar la crisis de la Gran Depresión lograron que el gobierno de
Puerto Rico, por medio de la legislatura, encargara a la Compañía de Fomento
Industrial a promover la industrialización para 1942. Para lograr el éxito de la creación de
industrias en la isla era importante cumplir unos requisitos que ayudaran el
entorno económico y social del pueblo.
Estos requisitos eran crear industrias mecanizadas que utilicen la
materia prima local para producir artículos de consumo local y de mercados
cercanos e industrias semi-mecanizadas que la materia prima utilizada sea una
parte pero que se contrate mano de obra local para fabricar artículos de
necesidad local, pero dando prioridad al comercio anglosajón[1]. La Compañía enfrentó varios retos en el
proceso de industrialización, ya que necesitó entrenar personas en tareas
vocacionales, necesitó crear más edificios industriales, lograron acuerdos con
compañías de transporte marítimo y aéreo para el transporte de las materias
primas y productos y pudieron aprovechar el desarrollo en el sistema energético
del país para suplir electricidad a las industrias[2]. Para continuar promoviendo la industrialización, se creó la
Ley de Exención Contributiva que exime a las industrias nuevas de pagar
contribuciones hasta 1962 y exime la tributación por dividendos distribuidos por una corporación
que goce de los beneficios de la ley[3]. También, otros factores ayudaron a crear
interés en los inversionistas para abrir industrias en la Isla. Entre ellos se encuentran: la cercanía a
fuentes de materia prima en el Caribe y América del Sur, la cercanía a la metrópoli,
el libre acceso al comercio, exenciones arancelarias, la misma moneda, las
leyes de exención contributiva, las ayudas para la creación y mantenimiento de
las industrias, mano de obra barata, el clima y el asesoramiento financiero y
legal que el estado les proveía[4]. El proceso de industrialización en Puerto
Rico se desarrolló de tal manera, que de 1940 a 1947, hubo un aumento de 18,000
obreros[5]. Por otro lado, la industria agraria quedó
rezagada frente al gran estimulo por parte del gobierno hacia las
industrias. Como los empleos en la
agricultura eran mayormente estacionales y la agricultura estaba atravesando un
proceso de mecanización, los empleos en esta área comenzaron a reducirse y los
empleados rurales comenzaron a moverse a la ciudad. Esto provocó el movimiento masivo de gente hacia las zonas urbanas y
llevando a que el gobierno tomara medidas para enfrentar esta situación, que
detallaré más adelante.
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